Hoy traemos una entrada eminentemente gráfica. Se trata de un pequeño cómic que encontramos en el blog Salud Comunitaria, de Rafa Cofiño, y que nos impresionó, por describir en unas pocas imágenes una idea que creemos importante. Vivimos en unas sociedades cada vez más desiguales, con una clase (y el término no es casual) que aúna un poder inmenso y determinante a nivel financiero, político y mediático cada vez más rica y más poderosa, mientras que lo que va quedando de las clases medias y trabajadoras se deja (nos dejamos) enredar en historietas sobre banderas propias y ajenas, creyéndonos que el enemigo es el otro (por ser más pobre que nosotros, por tener otra raza, por huir de otras miserias y guerras...), otro que no deberíamos ver sino como un compañero o compañera que busca lo mismo que nosotros: un trabajo digno con un sueldo digno, para poder tener un techo, poder vestir y alimentar a nuestros hijos, tener derecho a una sanidad de calidad para todos, a una educación pública, a unos servicios sociales... Pero estamos distraídos con la amenaza de los refugiados (que por nuestra inacción se ahogan a miles cada año en el Mediterráneo), convencidos cada vez más de que los más pobres y marginados tienen esa situación porque no luchan por salir de ella, consagrando la figura del triunfador individual y olvidando que vivimos en una sociedad, en la que todos estamos juntos y que funcionaría mejor cuanto más hiciéramos unos por otros.
Nosotros estamos cada vez más convencidos de que la psiquiatría (y el sistema de salud mental en general) a la vez sufre y perpetúa un determinado status quo político, situando en el plano individual malestares que solo se explican desde el social, y que solo en el social podrían encontrar solución. Y, a la vez, cada vez tenemos también más claro que el cambio en la psiquiatría no podrá producirse sin un cambio mucho más global en nuestro propio sistema sociocultural. La psiquiatría es, sin duda, política, como ya dejó dicho Joanna Moncrieff, y para cambiar la psiquiatría que tenemos será necesario ser conscientes de su influencia social y política, y de que ese cambio no podrá producirse sin también un cambio social y político global. Suena imposible, desde luego, pero todos los cambios sociales en la Historia parecen imposibles hasta que ocurren, momento en el que nos damos cuenta que eran inevitables. El tiempo dirá si seremos capaces de cambiar lo que tenemos y, por supuesto, si tal cambio será a mejor o no.
Nuestro pequeño granito de arena a este cambio hoy será recomendarles unos libros que creemos analizan de forma muy brillante la sociedad que tenemos y, más allá, la posibilidad de que tuviéramos otra:
Capitalismo canalla, de César Rendueles.
Chavs. La demonización de la clase obrerade Owen Jones.
Y, sin más (ni menos), les dejamos con el cómic. Para leerlo con calma un par de veces. A nosotros nos ayudó a ser un poco más conscientes de cómo es el mundo en que vivimos y cómo de difíciles son las circunstancias de algunas de las personas con las que compartimos ese mundo.
Y que, tal vez, podamos cambiarlo si nos esforzamos.