Hoy traemos un documental que nos ha impresionado profundamente, acerca de la sanidad en Canarias y el papel que en la misma desempeña el sector privado. Como trabajadores de la sanidad pública canaria conocíamos esta situación pero no alcanzábamos a ver la dimensión del problema. La sanidad pública canaria está, de siempre, infradotada y son muy amplios los conciertos con la sanidad privada, muchos de ellos existentes desde la época de la dictadura, y no es una exageración.
Nuestra apuesta por la sanidad pública es indudable y nos parece difícilmente defendible que los recursos públicos se destinen a estos conciertos en lugar de a reforzar la sanidad de todos. No obstante, no somos gestores y desconocemos la solución a los problemas de la sanidad en nuestro entorno o en otro. Pero no nos parece que las cosas se estén haciendo bien.
Este documental pertenece al programa Despiertos de la cadena Mírame TV y muestra un encomiable trabajo de investigación sobre este tema de la sanidad privada en Canarias en relación a sus conciertos con la administración pública. Más que interesante, diríamos que es indignante, y les recomendamos que lo vean hasta el final.
El programa fue emitido en junio de 2016 y, desde entonces, los cambios en el gobierno canario han incluido el cese del anterior consejero de sanidad, Jesús Morera, y el nombramiento de José Manuel Baltar como nuevo responsable. No daremos nuestra opinión, porque los expedientes disciplinarios están a la orden del día, pero sí podemos señalar que el señor Baltar es el vicepresidente de la Alianza de la Sanidad Privada Española. Después de ver el documental, ya nos dirán qué opinión les merece dicha circunstancia.
Dicen que lo primero para poder solucionar las cosas es estar bien informado de lo que ocurre. Nosotros intentamos colaborar a dicha información con la difusión de este documental.
Y conste que sabemos que hay gente, mucha gente, trabajando por la sanidad pública en Canarias con el mayor esfuerzo y haciendo que sea, aún, más que buena. Pero eso sí, mucho peor de lo que podría ser si dispusiera de los recursos que de verdad necesita, recursos que pagamos con nuestros impuestos (al menos, los que los pagamos) y que, tememos, muchas veces son despilfarrados.